18 febrero 2009

Sírvase bien caliente...



Foto tomada en Saboritja

Nada más presentarte muestras una personalidad bipolar, formada por un fondo translúcido, casi transparente, que aventura un carácter apacible, risueño y dulzón; y una superficie enigmática y oscura, que avisa de comportamientos temperamentales y violentos. Esa rara combinación puede producir efectos impredecibles entre quienes no te conocen, pero atrae irremediablemente a los que frecuentamos tu compañía.

Siempre habrá quien opine que te conoce como un libro abierto, que no tienes secretos, pero ¿quién no los tiene? Tal vez los tuyos se puedan escribir a modo de fórmula magistral de farmacéutico, o admitan sólo una transmisión oral entre personas iniciadas; pero son enigmas impenetrables para la mayoría de los humanos que te disfrutan.

Inciertos son tus orígenes, materia de polémica entre expertos y tertulianos. Opinan algunos que provienes de las tierras más remotas de Africa y conservas el aroma intenso de la libertad indómita, salvaje. Otros aseguran que tus raíces están en las Américas, al otro lado del océano, y que es tu sangre una mezcla explosiva de civilizaciones legendarias. Tal vez tengan todos una parte de la verdad.

Lo que nadie puede discutir es que tu esencia se nutre de sabores primitivos y antiguos, y tu carácter se ha fraguado a fuego lento con llamas de suave color azul, con el mimo de un artesano cuidadoso que emplea sus horas en obtener un objeto valioso y único.





... con su trocito de limón y sus granos de café recién tostado.



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10 febrero 2009

el entierro del enterrador



El enterrador escogió para su eterno descanso el mejor nicho del cementerio, pero en cambio tuvo mal gusto para su epitafio.

"Hizo del óbito un hábito", la frasecita de marras, quedaba algo pedante, y más apropiada, en cualquier caso, para un asesino a sueldo que para un probo funcionario con inmaculada hoja de servicios.

Salvo el párroco y el nuevo empleado municipal, nadie más acompañó al finado en su último viaje, él que jamás falló a esa cita con nadie en los últimos cuarenta años.

Ahora, en su nueva morada, todos sus antiguos clientes le esperan con una larga lista de reclamaciones: que si entra el frío por las rendijas, que si me dejaste tirado de cualquier manera, que cómo se te ocurrió dejarlo al lado de su suegra; y su sucesor en el cargo anota mentalmente la soledad de la ceremonia mientras deja crecer el largo bigote de la tristeza.

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04 febrero 2009

Mudo estofado


Verdaderamente una delicia para los sentidos. El estofado venía precedido de un olor tan agradable que los comensales podían imaginar la deliciosa textura del guisado aún antes de que éste llegara a sus platos.

Una vez servido, el silencio se veía interrumpido solamente por el sonido de las gargantas deglutiendo aquel manjar exquisito.

Atento a los placeres de esa carne, lejos estaba de sospechar que aquel mutismo obedecía menos al deleite de la degustación y más al temor de ser un ingrediente más en el siguiente menú del caníbal dictador.

Una silla vacía era la muda demostración del hecho.

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